Golondrina

Hay cierto placer en el dolor de recordar un pasado.
 En eso de escarbar una herida y dejarla abierta un poco, un rato, de nuevo.
 En eso de volver a ese tiempo y reproducir con nitidez algún instante de felicidad.
Un placer que pesa y que duele pero agrada. 
Ambiguo.
 Sonreís, y se te atragantan las lágrimas.
¿Qué hay en eso de volver en el tiempo?




Me acuerdo que bailabas esa tarde de abril, al sol. Te recuerdo a contra luz. Te recuerdo partida de risa, no sé bien de que te reías pero te reías mucho. Pensé que tal vez vos eras muy feliz y que yo no, porque no sabía serlo. Podía ser que tuviera que ver con esto de que yo no sé mucho vivir las cosas que me pasan y suelo encontrarme o descubrirme pensando en cómo será vivir todo eso que estoy viviendo. O que tal vez fuera que tengo esa increíble facilidad para arruinarlo todo. No se querer sin hacer de todo un drama, sin enredarme.
Te dije, esa vez que me sentaste y me sacudiste las ideas para que deje de romper todo lo que tocaba, que todo esto tenía que ver con que necesito ser libre. Que no me gusta atarme a nada ni a nadie. Me miraste cómo lo hacías cada vez que entendías que yo no era capaz de descifrarme a mi. O que un poco si podía hacerlo y sabía que tenía miedo, mucho miedo y no fui capaz de decirte que te quería tanto que me dolían los huesos de pensar en tu partida pero no sabía quererte en tiempo y espacio porque no sé hacer perdurar nada sin romperlo, porque tengo miedo, mucho miedo que te des cuenta que no sé querer a nadie, ni a mi.
Así que solo te miraba mientras bailabas y te reías. Me contaste que las golondrinas eran tus pájaros favoritos, no me acuerdo bien por qué y te pusiste a divagar sobre cómo sería poder volar, y que probablemente la libertad y volar estuvieran de la mano en el imaginario colectivo porque era eso que los humanos no éramos capaces de hacer y los pájaros si, y de la misma forma que no sabemos volar tampoco sabemos ser libres. Me quedé pensando que probablemente tuvieras razón, que hay algo en volar y en la libertad y en que ambas no podemos tenerlas y cómo tendemos a aferrarnos, a enredarnos, a quedarnos anclados a personas o lugares, momentos o estados. La libertad demanda que nos atraviese como lo hace el viento, en las alas, que soltemos todo, que nos soltemos y lo dejemos ser.
Pero los humanos vivimos de nuestra historia, bien para no volver, bien para que nos impulse no podríamos nunca aprender a volar.
Y yo que tanto quería la libertad, me quedé aferrado a ese momento en el que por última vez te pude contemplar como si tuvieras la capacidad de volverte eterna en un instante.
Pensé que quería ser una golondrina para que me miraras con esa adoración, para poder soltar todo y ser libre y poder un poco aprender a volar. Que pudiera desentenderme de este temor horrible que me da que me descubras y te enteres cuánto era capaz de quererte y poder aferrarme a esa liviandad que despierta el amor. Tal vez no conozco la libertad porque el temor me tiene ahí cautivo. Tal vez nunca pudiera aprender a volar ni aunque fuera una golondrina de esas que tanto te gustaban a vos.

Comentarios

  1. Increíble te luciste <3 no sólo contando tu historia si no a su vez mostrando una verdad, sobre como anhelamos y nos ponemos trabas cuando se trata de la libertad, lindo mensaje.

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