Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2012

1

No se si siempre me dio miedo la lluvia. Sí se, que ahora, sí lo hace. Al menos me pone nerviosa. No se si fue antes o después de que nos conocieramos, pero si se, que después de eso, empezó a darme un dejo de soledad. Como si me invadiera cada vez que lloviera. Supongo que es porque la lluvia, me recuerda a cuando la gente llora, como si el mismo cielo llorara, como lloré yo tantas veces que estuvimos lejos, tantas peleas, tantas divisiones, tanta distancia. Ahora es rabia, o miedo. No se.  La gente espera que con el tiempo, se superen las cosas, uno olvide lo que le dolió, olvide un amor, olvide todo, como sí este mismo tuviera esa capacidad. Yo, ya no lo creo. A medida que pasa este, a veces creo, que la confusión aumenta, la intriga, y de alguna manera, esa nebulosa que compartimos. Esa, que es una mezcla de sentimientos que nunca pude descifrar, no sólo los tuyos, sino que algunas noches, los míos también. Nunca supe hasta donde me perteneció todo esto. Hasta donde fuiste mío,
Porque mientras vos existas,  yo podría ser inmortal
A veces, me pregunto que habría sido de nosotros, si hubiéramos tenido la posibilidad de existir juntos. Que hubiera sido, habríamos durado un instante, o seríamos inmortales?. Me pregunto, si todo esto estaría ahora, si formaría parte de los recuerdos, y momentos que compartimos. Tal vez, en mucho tiempo, pueda mirar hacía atrás y darme cuenta que todo valió la pena, que, sucedió con todo aquello bueno y malo, para crear en ese hoy, algo hermoso.
Sólo en el dolor,  somos capaces de comprender  que tan solos estamos en el mundo
La espera, la ilusión, la ansiedad. Darle rienda suelta a la imaginación, para poder crear un mejor mañana, una visión personal de lo que podría llegar a ser, lo que podríamos llegar a ser. Risas descontroladas, nervios que no paran. Histeria que resulta simpática. Se esfuma en el viento. Llegó el invierno. Desaparece todo, tan fácil, tan rápido como había llegado. Un instante, le arranque al tiempo. Un segundo viví mi felicidad. Ahora se fue. No está. Se marcho, y no volverá. Y lo que dijiste, donde está?  Y lo que soñé dónde fue?  Y mis anelos, tan propios como ajenos, dónde huyeron?
Muchas veces me termino por escapar del mundo a mi manera. Creo que cuantas más ganas tengo de hacerlo, más se manifiesta el desorden en mi habitación (creanme si lo vieran ahora, se preocuparían por como hago para vivir de esta forma). El problema soy yo. Yo y mi capacidad increíble por desarmar cosas, sobre todo aquellas que me importan. Después no queda nada que hacer. Simplemente adaptarse.  Asumir que por más de que intentemos arreglar el desastre que creamos, es claramente imposible. Llego  a plantearme como es que sobreviví dieciséis  años de esta forma, y cómo lo haré los que me queden por vivir. Ahí es cuando empieza a a asustarme mi desorden personal. ¿Hasta donde  soy capaz de soportar el descontrol en el que vivo?¿Hasta cuando voy a poder soportar oírme gritar desde adentro?
Las voces en mi cabeza comenzaron a aumentar su volumen, tanto, que ya ni mi propia voz, fui capaz de oír, entonces quise desaparecer. Grite con fuerza, grité más fuerte que nunca. Les grite que se callen, pero no me quisieron escuchar, no paraban de hablar, de decir, de recriminarme cosas, cosas que no podía entender, que no tenían un porque. Me sentía encoger, volverme cada segundo mas pequeña, pensé que así sería probable que mi existencia quedara reducida a la misma nada, entonces ya no tendría porque estar acá otro día más, otro segundo más, y todo, incluso yo misma, quedaría en un recuerdo invisible, que con el tiempo, terminaría por borrarse, aún cuando nunca pudo verse. Pero no paso. Siguieron ahí gritando. Gritándome. Desarmándome. Diciéndome que ya no había vuelta atrás, qeu estaba todo mal, otra vez, y yo, yo no podría hacer nada contra eso. Me llenaban de impotencia, me llenaban de dolor, me hacían volver a mi, volver a esa oscuridad, tan densa, tan profunda, que alguna v
No se como te  conocí, creo que no me importa, tampoco hace cuanto, porque no hace falta. A veces vienen a la puerta de nuestro corazón a ofrecernos un hermoso amor,  mucho más hermoso de lo que alguna vez imaginamos, vienen a presentarnos una persona que podría hacernos mucho más feliz que cualquiera, simplemente con nada, con una sonrisa, una llamada, un mensaje su presencia.  Al principio, ni nos damos cuenta, sólo se limita a regalarnos una sonrisa tras otra, buenos ratos, y al poco tiempo, comienza a hacerse extrañar. Tal vez cada uno, es el regalo del otro, es la suerte del otro, o es lo que uno prefiere pensar para no sentirse tan egoísta encontrándose poco para el otro. Es que todo esto es tan extraño. Creo, en algunos momentos que es parte de tener 16 años, parte de ser 'joven' parte de que todavía creo en una realidad mejor, o simplemente es, que desde que vos estas acá, todo cambió y está para mejor.
Desarma de a poco. Desarma que no me tengas en cuenta a veces, que olvides que estoy ahí siempre, cuando sabes, que yo nunca podría olvidar algo que me hubieras pedido.  Nunca olvidaría nada que hubieras dicho. Por el simple hecho de que me importas, y te quiero.  Duele, arde, desarma, que siempre te olvides a sí de mi . 

Desequilibrio*

Ser una desequilibrada tiene sus problemas. El más grande de todos es tener un obvio problema para querer o amar otras personas. Se vuelve complicado, creo que es más por miedo, miedo a perder lo poco que queda del corazón intacto. El problema es ese. Siempre hay gente tratando de arreglar nuestro desastre, y lo peor es que alguno que otro, llega a lograrlo. A lograr establecer la paz en un cuerpo en guerra. Mente versus cuerpo. Abandonar al cuerpo y  sumirse en la inconsciencia de los engaños de nuestra mente, hundirnos en la locura, sumergirnos en nosotros mismos, o bien, perder la mente para siempre y convertirse en lo más parecido a  un animal, que no siente, ni expresa, solo vive el instante que esté vivo, sin importar un pasado, el presente, o un posible futuro. Las personas (esta de más decir 'desubicadas') que se toman la molestia de re-instaurar la paz dentro de uno mismo, se ganan algo, algo que no tendrían que ganarse, de hecho, tendría que ser ilegal que pase a po
Tal vez apareciste porque lo necesitaba, o porque simplemente, ibas a aparecer en este momento. Tal vez, alguien nos puso en el mismo camino, y nos cruzamos. Tal vez no haya razón alguna, y simplemente estamos acá, viviendo. Siendo protagonistas, y victimas de nosotros mismos. Nosotros, y nuestras acciones. No existen las casualidades, existen las causalidades. Estamos acá porque  creo que deberíamos estar. Estamos porque vos y yo tomamos una decisión, aún cuando pareció pequeña, cambió mucho más de lo que pudimos esperar.  
Supongo que es muy pronto para escribirte, y también que no debería hacerlo, pero no me importa. Mi vida es mía, mis escritos son míos, y como se o creo, que nunca lo vas a leer (aunque ansíe lo contrario) no importa. Después de todo estoy sola acá, sola, conmigo, mis palabras mis pensamientos. Nada importa, o creo que ya nada lo hace. Los días corren rápido entre mis dedos, aún así, se mueven un poco lento, siempre hago la misma apreciación con respecto a este. Es que a veces, pasa demasiado rápido, pero aún así, no a transcurrido tanto como solemos pensar. Eso es justamente lo que me pasa con vos, aunque no soy capaz de describirlo del todo. Los días desde que te conozco, vuelan, y aún así, pasaron pocos, eso me preocupa. ¿Quién te manda a hacer esto conmigo?. No importa, después de todo, aunque odie admitirlo, me gusta. Me gusta la ansiedad que me da, que corre por mis venas, bajo mi piel. Me gusta escuchar el sonido de mi corazón acelerarse por tu culpa. Me gusta todo eso y más
No se donde están, es cierto, se que ya no puedo verlos, ni tenes un abrazo, ni pelear, ni nada, y así todo, donde quieran que estén gracias. Gracias,  simplemente eso. No importa de que lado d el muro estemos, yo nunca me voy a olvidar, lo prometo, porque ayer, hoy y siempre, me importaste.
A veces los mejores comienzos son el  peor final. Cuando crees que está todo gris, está todo perdido. No es tan así, y me sorprende lo que puedo llegar a encontrar. Supongo que forma parte de las cosas que nos sorprenden, o simplemente forma parte del simple hecho de estar vivo. No, no vengo con una idea formada, simplemente, tengo ganas de escribir. Describir mejor dicho, inmortalizar una sensación, tan hermosa, que te dan ganas de llorar de felicidad para volverla tangible. Alguna vez, alguien te robo cada respiro, con nada? Te dio ganas de vivir, con solo recordarte que existe ahí para vos