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Mostrando entradas de octubre, 2020
  Soltas el aire lleno de humo y sonreís. Me quedo mirándote un rato. No quiero olvídame de esto. Tampoco quiero que te olvides de mi. Quiero que tus sentencias de carcajadas en los ‘¿Cómo podría olvidarme de vos?’, sean ciertas. Quiero que vos también me guardes en tu memoria y en vestigios de noches pasadas me veas en las muecas que hago y en cómo se me desafina la voz cuando estoy divertida. Quiero que sea verdad que mi risa te hace cosquillas y que tengas tanta ganas como yo de que esto perdure.   Quiero que quieras aferrarte a mi recuerdo en el presente, que quieras una continuidad casi inmortal de secuencias cotidianas. Quiero que quieras un presente continuo que se le desdibuje un poco el resto de la temporalidad existente. Quiero con vos un montón de cosas. Quiero que vos las quieras conmigo. Quería. Todavía quiero en realidad, pero es de madrugada y no estás acá. Me pregunto si en las madrugadas vos también te acordas de mi. Ojalá que si. 
 Hola, gracias por ser mi compañero de aventuras. No sé mucho ni bien qué decir cuando las personas me hacen así de bien, así de feliz. Si puedo decirte que con vos en el medio de la soledad inmensa de la cuarentena nunca deje de sentirme en compañía. Gracias por eso. Gracias por ese amor inmenso que me das que parece que no entiende de distancia. Charlar con vos es estar ahí con vos. No sé cuantos mates compartimos entre el conurbano y capital, en ese lugar en el medio e imaginario que nos pertenece. Me gusta pensar que a veces estamos en tu terraza y otras en el patio de mi casa. Me gusta esta amistad perteneciente al orden de lo maravilloso porque tanto amor me ha sabido sanar. Me gusta reírme a la par tuya e imaginarme tu mueca desordenada de la carcajada.  Me gusta esta casualidad y todas las consecuencias que nos trajeron hasta acá. Ente el universo que nos cruzo y todas estas decisiones.