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Mostrando entradas de enero, 2019

Lo que no es el amor

Segunda parte de  #23: Las cosas sin nombre (para leer la primera parte hacers click acá )          Lo que no es el amor Uno configura su vida entera desde la imitación. Empezamos sin darnos cuenta de muy chiquitos. Aristóteles lo dijo, somos seres miméticos, y el aprendizaje se da por como imitamos conductas. Hay ciertas cosas que vamos a imitar en tiempo real y otras con cierto desfasaje cuando el momento llegue, pero sin importar cuando lo pongamos en práctica ese saber aprendido se articula con otros que se aprendieron en conjunto y así todo lo que sabemos se configura de cierta forma creando una coherencia. Algo así como el sistema de signos lingüísticos   que propuso Saussure en su momento, y como todo sistema la correlación entre cada parte hace que le de sentido un “saber” a otro. Cuando un saber se corre de su definición original y vuelve a configurarse pone en crisis a todo el sistema en sí, provocando por consecuencia que todos los elementos pertenecientes a dicho

Las cosas sin nombre

I Las cosas sin nombre Definirse es limitarse. Cuando uno se define establece ciertos parámetros. Cuando no lo hace es una masa amorfa, que es todo y nada a la vez.   Para poder definirse hay que saber dónde residen los límites de uno, y yo no tenía ni idea dónde eso quedaba. No sé bien cuando empezó. A penas tengo algunos vagos recuerdos de lo que fue la adolescencia. Tengo la fuerte sospecha que fue alrededor de los trece años pero no podría precisarlo con exactitud. Los pocos recuerdos que tengo son precisamente los momentos en los que el resto de las cosas se desvanecían un poco. Recuerdo bien esos momentos en los que pedía en el colegio para salir al baño y me encerraba en el cubículo, respiraba hondo y trataba de no llorar. Al principio eran pequeños, y me tranquilizaba con leer lo que había sido escrito por otros en las puertas de esos baños. Recuerdo la vez que corriendo entré al último baño del primer piso, y busqué desesperada todas las inscripciones. Ya no esta

Del viento

Hoy es de esos días. De esos en los que no puedo parar de pensar cómo dormiste, si comiste, si llegaste bien a tu casa. Hoy es de esos días en los que me duele tanto tener que quedarme con la duda. Anoche entre sueños te ví, todavía dormias a mi lado y dormido me apretaste contra tu pecho. Me relaje y pude dormir el resto de la noche. Salí de la ducha y me quedé detenida observando la nada, desde que te fuiste hay mucho de eso, de ratos de nada. Los hay cada vez menos, pero los hay. Me pregunto si te acordarás de mí. Me duele el corazón de pensar que no te suena ni mi nombre. A veces nos recuerdo con muchísima nitidez, como si de vuelta estuviera en ese tiempo y espacio, otras es a rastras, completando cómo puedo los espacios en blanco. Nunca te lo dije, pero siempre te sentí como el agua, y como siempre te me fuiste escurriendo entre los dedos, desde el momento cero, cómo siempre supe que los instantes de felicidad con vos eran contados y así todo me aferre con toda mi fuerza y

2019

No me saque ninguna foto con mi familia, ni mis tíos, ni mis primos. Me reí mucho, comi cosas ricas, mis primos me pusieron al tanto de sus vidas, me hicieron un regalo que no me esperaba, bailé con mi sobrino en brazos y me miró con sus pequeños ojitos con tanto amor que sentí que el universo se reducía a nosotros en la casa de mis tíos mientras cantábamos todos juntos las canciones a los gritos. En ese momento, en el que todo se disipó, en el que simplemente estuve ahí, en ese ahora, sentí la liviandad de ser feliz, y quererse a uno mismo, pero también lo hermoso de un hogar lleno de gente que te quiere mucho y vos querés de la misma forma, y que en un abrazo se corta la distancia y el tiempo y ya no importa que tan poco o que tan mucho nos veamos, el cariño es inmenso. Una parte de mi alma vive en esta ciudad. Vive en sus calles numeradas, el parque al que llamó bosque, la arena en la que hundo los dedos de los pies, el olor del mar que me llena los pulmones. Vive en los abrazos d