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Mostrando entradas de abril, 2018

Día 2

Es verdad. Ayer lloré toda la tarde y esperé tu mensaje. Me calme cuando supe que estabas bien. Cuando oscureció y volví a la cama para dormir ya me había puesto tu campera hacía rato, como si me diera cierto tipo de seguridad particular. No me la saque para dormir. Sonó la alarma, y puse el día en piloto automático.  Fui a cursar, tomé apuntes, volví a casa, comí algo y volví a refugiarme en tu campera, como sí eso me ahorrara todo lo que me duele lo otro. Me quedé dormida toda la tarde,  otra vez con tu campera, queriendo olvidarme de todo, esperando despertar con vos. Pensaba, que loco cuando uno es feliz, todo es de otro color. Ahora simplemente me siento a estar en lugares sin realmente estar, y el tiempo transcurre y yo me quedo estática, esperando que todo pase, que esto termine y recién empezó.

Día 1

Un montón de gente me preguntó por vos. Se ve que de lejos se notaba que me hacías bien. No me salió decir nada proque cada vez que abro la boca me dan ganas de llorar y se me inunda todo el cuerpo. Sonreí a medias y encogí los hombros. Así es más fácil. ¿Para qué voy a explicar? Nada cambia las cosas que las explique. Me tiré en la cama. Me hundí en mí cama. No tengo ganas de estar despierta. Mí cerebro es un desfile de todas las veces que me reí con vos. No quiero estar acá, no quiero acordarme de 'las cosas lindas' de esta forma tan lejana y ajena con la que recordamos las cosas que sabemos que ya no volveremos a vivir. No quiero volver a estar cerca tuyo haciendo como si nada cuando en realidad me pasa de todo y me tengo que morder la lengua. No quiero no volver a despertarme nunca más al lado tuyo, ni abrazarte, ni nada. No quieria volver a casa, no quería que fuera real, proque en el momento en el que lo hiciera todo se volviería mucho más real de lo que hasta ese ento
Quedará para siempre tu mirada en mis ojos .

Devolver*

Es raro, no nos tenemos que devolver nada. Siempre que algunas cosas se terminan se da esas situación bastante incómoda en la que uno se junta a "devolverse las cosas", y creo que no hay nada más incómodo. Tenemos que mirarnos las caras, cuando se supone que no nos veríamos más, saludarnos como si nada, como si no sintiera que de repente el cuerpo me pesa mil kilos más y no tuviera una pelota de enorme atragantada entre el pecho, la gargata y/o el esófago. Tengo que respirar honodo y hacerme la fuerte. Acá no pasó nada chicos. Eso es lo peor. No pasó nada. Ojalá hubiése pasado. Tengo que ir a escuchar como me decís que no pase más nada de lo que en teoría no pasó. Tengo que ir a hacer como si nada, como si no hiciera un siglo que no puedo dormir de la incertudumbre y angustia que manejo porque no hay nada que me asesine más de apoco y más tortuosamente que no entender algo.  No puedo pedir que me devuelvas nada, porque no tengo nada tuyo, y vos no tenés nada mío. Podría ped

Abismo

No hay nada peor ni más inquietante que caminar por la cornisa de la incertidumbre. Que rondar en esas pocas certezas que poseemos y empezar a armar hilos en la mente, sacar conclusiones, no tengan sentido y volver a empezar. Revolver la memoria, el cerebro, detalles, cosas que se nos escaparon, volver a empezar. Una, y otra, y otra y otra vez. Así hasta que de vuelta son las dos de la mañana y no me puedo dormir. ¿Qué me perdí? Vamos de nuevo. El tiempo se divide entre la velocidad con la que mi cabeza es capaz de armar y desarmar, o armar y reamar ideas, afirmaciones, conjeturas, y la lentitud agobiante con la que mi día se desarrolla. Tanto me agobia, me aplasta, me consume. He empezado a dormir cada vez menos horas y a aumentar mi consumo de café diario, incluso a veces me descubro perdida en tiempo y espacio, apurada por llegar  ningún lado. Es que lo que no puede parar es el ritmo, ni la velocidad de mis pensamientos. Mi cuerpo se ha visto preso de todo estoy y simplemente se re