Cuatro de febrero

Me desperté de tu lado de la cama, desparramada. Como si dormida hubiera tanteado el colchón hasta encontrarte y quedé  al borde rendida después de hallar tu ausencia.
Me desperté de tu lado de la cama y me ardió ese abrazo que me faltó en la piel esa mañana y todas las mañanas que estaban por venir.
Me desperté de tu lado de la cama y recordé que ya no tenía ‘lados de la cama’ porque hacía rato que te habías ido y hace un tiempo largo que abro los ojos al borde, al final. Ahí donde no queda nada. Ni tu lado de la cama.

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