Día 1

Volvió a empezar.  Los días eternos, las noches inconclusas en las que lloro hasta quedarme dormida.
Cuando te ví supe que el día que te fueras ibas a dolerme hasta lo más profundo, y cuando me diste ese primer abrazo entendí que iba a valer todo eso que algún día ibas a llegar a dolerme. Cómo pude salté a vacío, el domingo me la di contra el suelo cuando me dijiste que ya no iba más.
Mientras hablabas y trataba de escucharte a través de cómo me desarmaba desde adentro, recordé cómo hacía no mucho me había despertado al lado tuyo con esa paz que daba encontrarte cuando abría los ojos y mientas te abrazaba saber que me quedaban tantas noches de despertarme en la madrugada y verte dormir, de reírme a la par tuyo y caminar de tu mano.
Me duele todo ese futuro que no será, todos esos sueños y proyecciones que no van a poder ser.  Un día soñé que las cosas me salían bien y era capaz de hacerte feliz.  El domingo entendí que no poseía esa cualidad, y que no importa cuánto amor podamos tenerle a otro, solo con el amor no alcanza. Me pareció cruel el nivel de ironía de esta vida, cuando yo pensaba en cómo contarte que los 'te quiero' y sus superlativos me habían quedado chicos y vos habías decidido cerrar la puerta a todo eso que podía ser y jamás será. Es extraño como simplemente somos en esta vida y lo único que podemos poseer en simultáneo con el otro es ese presente efímero que se escurre y todas las posibilidades para mañana que podamos soñar, planear, pensar.
Creo que lo que más me duele es todo aquello que ya no podré hacer nunca más. Ya no te voy a poder abrazar en el medio de la noche, ni despertarme a la lado tuyo, ni caminar abrazada a vos o tomados de la mano. Ya no voy a pensar en qué plan puedo proponerte para el próximo fin de semana, ni cocinarte esas cosas que se que te gustan o creo que podrían gustarte.
Pero sobretodo ya no voy a compartir ese espacio físico temporal que compartía con vos, y que creía fuertemente que nos quedaba tanto por compartir.
Me parte al medio que ciertas cosas tengan un inminente final, digo, me hubiera gustado seguir siendo capaz de producir posibilidades, que no se nos agoten. Me hubiera encantado que esa felicidad que me producias no tuviera final, que cada vez que siento que el universo me aplasta estuvieras ahí para abrazarme, porque sí bien nunca solucionó todo eso, los aplacaba un rato para poder seguir contra lo que tuviera que enfrentarme.
Me resulta horrible no poder ya refugiarme en ese abrazo, ese que del momento cero se sintió como estar en casa, que tuvo tanto sentido que supe que ya no querría otros.
Ojalá mañana me despierte y tú ausencia no duela tanto, o mejor todavía mañana me despierte sabiendo como no hacerte mal y pueda ser capaz de arreglar todo eso que solo supe romper.

Comentarios

Entradas populares de este blog

2019

A mis 19