Devolver*

Es raro, no nos tenemos que devolver nada. Siempre que algunas cosas se terminan se da esas situación bastante incómoda en la que uno se junta a "devolverse las cosas", y creo que no hay nada más incómodo. Tenemos que mirarnos las caras, cuando se supone que no nos veríamos más, saludarnos como si nada, como si no sintiera que de repente el cuerpo me pesa mil kilos más y no tuviera una pelota de enorme atragantada entre el pecho, la gargata y/o el esófago. Tengo que respirar honodo y hacerme la fuerte. Acá no pasó nada chicos. Eso es lo peor. No pasó nada. Ojalá hubiése pasado.
Tengo que ir a escuchar como me decís que no pase más nada de lo que en teoría no pasó. Tengo que ir a hacer como si nada, como si no hiciera un siglo que no puedo dormir de la incertudumbre y angustia que manejo porque no hay nada que me asesine más de apoco y más tortuosamente que no entender algo. 
No puedo pedir que me devuelvas nada, porque no tengo nada tuyo, y vos no tenés nada mío. Podría pedirte que me devuelvas el tiempo, las ganas, las cosas que no viví y me hubiera gustado vivir, las fotos de los lindos recuerdos que compartimos y de los que quería compartir con vos, de los que me hubiera encantado que estés ahí, pero no estuviste. Podría pedirte que me devuelvas las horas que pasé dandole mil vueltas a las mismas cosas tratando de entenderlas, o tratando de entenderte, porque a esta altura todavía sos un enigma. Todavía nunca se para dónde vas a disparar ni por qué. Todavía me quedo en el lugar recalculando tratando de entender algo de todo. Te cansaste de pedirme que no analice todo, pero hay cosas que son más fuerte que uno. Yo no puedo contra mi incanzables ganas de pensar y analizar todo, aunque a vos no te entienda, nunca te entienda.
Podría pedirte que me devuelvas la energía que gasté en todos los malos tragos que pasé cuando el desconcierto te molestó de más y traté de arreglarlo, o cada vez que terminé sintiendo que no hacía nada bien al redededor tuyo, y me mirabas de lejos con cierta molestia y decepción.
El problema de definirse es limitarse, y el problema de no limitarse es no poder defirnise por eso no tengo nada tuyo, ni vos nada mío. Por eso simplemente tengo que ir y sentarme a escuchar una despedida, como si no doliera, como si no importara, si al final nada fuimos, ni nada seremos. Nos esfumamos en el tiempo, nos borró el viento.
Ojalá te acuerdes de mí como yo de vos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

2019

A mis 19