Hoy igual que todos los días espere que llames. Esperaba que sonara el teléfono con tu nombre en la pantalla y después de hacerme desear un poco, responderte. Esperaba que del otro lado me encontrará con tu voz disculpándose por no haber llamado antes, que te excusaras con que habías estado ocupado o alguna cosa así. No importa con que, con tal de que llamaras y aseguraras que ibas a venir esta tarde.
Aunque el teléfono no sonó, yo esperé igual, y cociné esas cosas que tanto te gustaban a vos y pensé que tal vez preferirías no llamar y aparecer en mí puerta para que merendemos juntos, y nos olvidemos de todo esto un rato y disfrutar de la compañía del otro.
Preparé todo para la hora del té.
A las siete y media, supe que no ibas a venir, y con tristeza y pesadez levanté la mesa y miré el teléfono decepcionada, buscando mensajes que nunca llegaron y se que no van a llegar.
Ni te diste por aludido.
Seguí esperando. A veces me pregunto que tan estúpido es esperarte, que tan inútil es extrañarte. A veces me da miedo descubrir que yo sola extraño, que yo sola espero y que vos te hayas sacado un peso de encima.
2019
No me saque ninguna foto con mi familia, ni mis tíos, ni mis primos. Me reí mucho, comi cosas ricas, mis primos me pusieron al tanto de sus vidas, me hicieron un regalo que no me esperaba, bailé con mi sobrino en brazos y me miró con sus pequeños ojitos con tanto amor que sentí que el universo se reducía a nosotros en la casa de mis tíos mientras cantábamos todos juntos las canciones a los gritos. En ese momento, en el que todo se disipó, en el que simplemente estuve ahí, en ese ahora, sentí la liviandad de ser feliz, y quererse a uno mismo, pero también lo hermoso de un hogar lleno de gente que te quiere mucho y vos querés de la misma forma, y que en un abrazo se corta la distancia y el tiempo y ya no importa que tan poco o que tan mucho nos veamos, el cariño es inmenso. Una parte de mi alma vive en esta ciudad. Vive en sus calles numeradas, el parque al que llamó bosque, la arena en la que hundo los dedos de los pies, el olor del mar que me llena los pulmones. Vive en los abrazos d
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