No hay nada vivo dentro de mi.
Ahora el piso es de nubes, y me asomo cada tanto a espiarte desde donde estoy.
El barrio se ilumina y la noche se hace día, brilla como un árbol de Navidad. Me acuerdo de aquél día en que decías, sí pudieras ser un pájaro, ¿Qué harías?
Y veo... y vuelo. Y lloro, un poco.
Comentarios
Publicar un comentario