No me creiste cuando te dije que mi sonido favorito en la tierra era escucharte reír a vos, como tirabas la cabeza para un costado y los ojos se te cerraban.
No me creiste porque no tenías ni idea la cantidad de veces que me había detenido a admirar ese espectáculo, ni cuántas veces había calculado qué decir para verlo ocurrir delante de mis ojos. Cómo tu cuerpo se contraía, la sonrisa amplia se te estampada en la cara y tu carcajada terminaba de trepar por la garganta saliéndote disparada la boca.
Pero no, no te podías imaginar nada de eso, porque nunca te habías visto sonreír de esa manera tan mágica de la que había sido testigo y tantas veces me deslumbró.

Comentarios

Entradas populares de este blog

2019

Las HDP,