El desarmadero (reformulado)


_No me grites!
_No te grito
_Sí me estas gritando!. Así no arreglamos nada- digo, y estoy cargada de odio. Vos también se te nota en la cara. Me arde el pecho. Tu mueca te delata, te pasa lo mismo. Hace horas que discutimos, y ni si quiera se bien por qué. Él grita enojado y le pega una piña a la pared. Me quedo petrificada. Su mano, queda anclada en la pared. No se si porque se rompio los nudillos o porque la ira interna ya lo tiene atrapado.  Ahora si las cosas se están saliendo de control. Aflojo los hombros. Cambio de postura. No me gusta verlo así. Paso mis brazos alrededor de su cuello, y en seguida, cede. Me abraza con fuerza.
_No quiero que sigamos peleando- dice. Se le quiebra la voz. Quiere llorar. Yo también. Respira hondo y sigue- Vamos a dormir mejor. Mañana …  vemos.
Me toma de la mano, y vamos a la pieza, me acuesto, y él se tira la lado mío. Miro su rostro lleno de tristeza. Se que piensa. Se que siente. También se que no puede decir nada. Sus ojos tristes se posan en los míos. No hablamos. Los dos sabemos bien que está pasando. No hace falta decirlo. Apoya su cabeza en la almohada y cierra los ojos. Suspiro y me acurruco al lado suyo.
Creo que haber llegado acá nos deja en el peor punto de todos. Sabemos que encontramos el final que jamás pensamos que podría existir, y nada más podemos hacer. Que intentarlo sería desarmarnos. Rompernos más. Entonces, nos olvidamos de todo. Nos aferramos a ese instante que compartimos juntos. Quiero llorar. Se que es el último, porque cuando la mañana llegue, me va a terminar de arrancar lo que ya no nos quedaba.

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