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Mostrando entradas de diciembre, 2019

Remanente

Siempre me gustó mirarte cuando no sabías que lo estaba haciendo, ahí cuando estabas siendo tan vos que no tenías tiempo para notar que había alguien más. Tengo un espacio en mi mente en el que guardo todas esas muecas tuyas que hacías cuando creías que nadie te estaba prestando atención. Siempre me gustó cómo la luz del sol se proyectaba contra tu piel, y como el atardecer se mezclaba entre tu sombra y se iba escapando por la persiana. Creo que no lo sabías pero descubrí que era la felicidad en compañía de alguien más una de todas esas tardes que me reí contra tu boca mientras bailábamos en la cocina y entendí que pocas personas me iban a poder hacer sentir tan a gusto como lo hacías vos cada vez que me aferre a tu cuerpo y vos al mío y sentí que eramos parte de la misma cosa. A veces creo que no me iba a alcanzar nunca la cantidad de tiempo que compartiéramos para saciar esta sed que tenia de vos y otras creo que me lo digo solo para poder vivir con la idea de que no me hayas ele

Las partes del todo

Nos miramos . Mucho. En silencio. No dijimos nada. Me pasaste la mano por la cintura y me acercaste a vos. Te miré cómplice. Apenas sonreímos. Nos medimos. Me preguntaste si sabía si el todo era igual a las partes o las partes eran igual al todo. Se me desconfiguró la mueca. En una carcajada ahogada te pregunté qué habías dicho. Sonreíste triunfante porque seguía al lado tuyo y me habías hecho reír del    desconcierto. No sé si las partes sean igual al todo o viceversa, si se que las luces de colores tiñeron el jardín de la casa, y que no podía prestar atención a qué tema sonaba porque estaba muy ocupada riéndome con vos. Te reíste contra mi boca y ya no nos separó ni un centímetro. Me aferré a vos como si el tiempo hubiera dejado de existir. Me volví a casa y pensé que si esto es el todo, o las partes por mi está bien, si me río a la par tuya y por un instante dejamos de ser extraños y mañana ya no nos volvemos a encontrar.

El vacío

Me preguntaron cómo me sentía, y no supe que responder, no porque no tuviera palabras sino porque no sentía nada. De nada ¿alguna vez te sentiste vacío? Yo si. He sentido cómo se me drenan todas las emociones del cuerpo, como ya no tengo capacidad de experimentar ningún sentimiento durante incluso días y deambulo por la vida como si ya nada quedara adentro mío. Hay veces que el vacío dura tanto, que nada lo puede llenar. Hay días que dudo de cómo sé sentirá estar vivo. Hay tantas cosas que nunca cuento, porque nunca quise que esto me marque, porque no quiero que la próxima vez que alguien me cruce a sabiendas de esto me mire como se mira a quien ha estado atravesado y sobrevivió a su infierno.  Yo no sé cómo sea el tuyo, pero yo conocí el mío y se que no es un lugar, es ese estado. En el que nada me llega,    y nada me sucede. El infierno es la nada que te trepa por los huesos cuando te arrancaron todo. Cuando ya no podes mirarte a un espejo sin las ganas de llorar, cuando arranca