El vacío

Me preguntaron cómo me sentía, y no supe que responder, no porque no tuviera palabras sino porque no sentía nada. De nada ¿alguna vez te sentiste vacío? Yo si. He sentido cómo se me drenan todas las emociones del cuerpo, como ya no tengo capacidad de experimentar ningún sentimiento durante incluso días y deambulo por la vida como si ya nada quedara adentro mío. Hay veces que el vacío dura tanto, que nada lo puede llenar. Hay días que dudo de cómo sé sentirá estar vivo.
Hay tantas cosas que nunca cuento, porque nunca quise que esto me marque, porque no quiero que la próxima vez que alguien me cruce a sabiendas de esto me mire como se mira a quien ha estado atravesado y sobrevivió a su infierno. 
Yo no sé cómo sea el tuyo, pero yo conocí el mío y se que no es un lugar, es ese estado. En el que nada me llega,  y nada me sucede. El infierno es la nada que te trepa por los huesos cuando te arrancaron todo. Cuando ya no podes mirarte a un espejo sin las ganas de llorar, cuando arrancarte el propio cuerpo suena como la mejor opción porque no queres habitar nunca más ese espacio que ese otro tomo sin permiso y uso a gusto y piacere, cuando te despojo totalmente del ser y te vacío de humanidad para saciar su necesidad más animal. 
El infierno duele, y fueron todas esas veces que no toleré ser yo misma y que quise con tantas ganas que este cuerpo, mi cuerpo ya no fuera el que alguna vez tomó sin consentimiento. Así que lo perforé y lo pinté sin colores, porque me gustaba como el negro queda debajo de mi piel. 
Me amigué con los espejos y conmigo y ya no lloro con el reflejo. 
A veces el recuerdo vivido de lo que fue me trepa, vuelvo a sentir esas ganas de vomitar mi propio estómago y me recuerdo qué ahora el infierno queda muy lejos, que elegí salir y me fui. Que hoy porque me quiero y me cuido soy capaz de atajar el temblor que nace del fondo de mí queriendo regurgitar mis viseras y porque me supe elegir marque mi piel hace algunos años con un ‘resiliente’ para que el llanto no me ahogue y llevarme hasta la tumba que soy más fuerte que esto como reza mi brazo derecho, como me rezo a mi misma cada vez que me cuesta recordar que es así.
A veces sucede de todas formas que me vacío. A veces el recuerdo se hace de hierro, vuelve mi mente en el tiempo pero también sucede que hoy soy capaz de recordar que también elegí salir de ahí.
Ojalá que si llegaste hasta acá no te haya dado caza a vos pero si lo hizo y descubriste que el infierno son un montón de cosas y lugares sepas que se puede salir de ahí. Se elige salir de ahí, y si necesitas algo que charlemos de cómo a veces se encarna ante tus ojos y te paraliza no dudes en escribirme. Nadie salió solo y a veces todos necesitamos un abrazo.

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