Camila
Todavía recuerdo cómo sonreía, como a veces se quedaba quieta, inmóvil de cara al sol. A veces sin darme cuenta podía contemplarla durante horas, otras veces pensaba como podía ser que alguien pasara tanto tiempo ahí sin hacer nada más que permanecer estático con la firmeza de una estatua. Ni siquiera se estremecía cuando el viento helado arremetía contra su cuerpo. Hubo días en los que podía asegurar que no pertenecía ni a este mundo, ni a este plano de la existencia. Hubo otros en los que desee un poco más de esa mediocridad humana que poseen todos los mortales para poder así entender algo de todo eso que ella era, o al menos para que salvar un poco de esa distancia que se instalaba entre las dos, cuando ella era tan ella y yo tan yo que parecía que un muro de varios metros de anchura se construía en un instante entre ambas. Hay gente que simplemente es magnífica. Magnifica de magnitud y gigantes, magnifica desde lo increíble y deslumbrante. Ella era todo eso junto. A la vez. Como s...