Me mirás y esperas que te crea una vez más. Está bien, yo siempre creí
tus mentiras, siempre creí que podrías salvar mis maravillas en llamas en lugar
de incinerarlas, pero, ya ves, hoy por vos, no queda nada, así que me parece
razonable pedirte que no esperes que suceda nada asombroso, pero, sin embargo,
no te moves de donde estas. Permaneces inmutable, como una roca, como siempre y
tan ingenua como siempre, espero que cambies esa actitud que a veces odio tanto.
Seguís mirandome, ya no se que esperas de mi, ni siquiera se que espero de mi
misma. No se porque siento vergüenza estando
parada al lado tuyo. Vergüenza de mi misma, de lo estúpida que puedo llegar a
ser, más cuando estas cerca. Cuando juras quererme con todo lo que no sos, y me
miras … y esperas que te crea una vez más.
Implotar
He perdido la costumbre, casi por completo, de escribirte. Digo, porque acá estoy escribiéndote una vez más. Tal vez esta sea la última. Recuerdo agriamente el tiempo en el que escribirte era de lo que más hacía. También recuerdo el tiempo en el que no lo calificaba con ese adjetivo. Porque aún en ese momento no había sido capaz de entenderte como realmente lo eras. Un problema. Un problema arduo y largo con el que a fin de cuentas me acostumbré a convivir y naturalicé como a los vecinos molestos del piso de abajo que se quejan de los ruidos de vivir en un edificio. Un problema que vivía a sus anchas ocupando espacio en mi cabeza sin pagar ningún tipo de alquiler. Llegó el día, por suerte, en el que entendí que era hora de dejarte ir porque yo merecía mucho más que eso. Merecía más que migajas y desplantes. Merecía más que mensajes a la madrugada, encuentro furtivos, la sombra en tu vida. Merecía mucho más que ser tu shot de adrenalina. Tu secreto bien guardado, tu diferenci...
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