Hay personas que tienen la capacidad de
iluminar, de llenar de vida, los lugares
más recónditos de nuestra existencia, que aún en los días más oscuros, mas
lluviosos y demás, logran hacer salir el
sol, al menos un instante. Existen personas con la capacidad de robar sonrisas,
de detener la locura, calmar el llanto, disminuir la histeria, transformarla en
risas. Hay personas, pocas personas, con el increíble don de regalar felicidad,
de trasmitirla y volverla tangible. Hay personas, que son simplemente fantásticas,
y uno no sabe por que. Hay personas, que de un día para el otro se aparecen en
nuestras vidas, para ayudarnos a mejorar, que se los llama amigos, que estan
todos los días soportándonos. Hay personas, a las que no se las puede describir
con palabras, ni con extensos textos, hay personas que simplemente son, para
que los demás seamos. Personas, que vuelven increíble nuestra existencia,
personas, sin las cuales, hoy no podríamos vivir.
La caída
Hace algunos años, más o menos para la el fin de la Segunda Guerra Mundial (entre otros eventos igual de trascendentes para la historia de la humanidad) se produjo "la caída del proyecto moderno" esto en pocas palabras (y desde mi inexperto conocimiento) más o menos quiso decir que se les había roto el paradigma sobre el cual se había construido la modernidad y en gran parte esto tuvo que ver con que aquellos valores por los que había velado la modernidad, promoviéndolos resultaron ser nada más ni nada menos que una gran decepción. Un poco porque con el espíritu con el que se fundaron no fue del todo honesto consigo mismo a la hora de configurarse, como ocurrió con la igualdad, que todos somos iguales, salvo qué algunos son más iguales que otros como bien dijo Orwell; ya que cuando este valor se levantó como estandarte existían diferencias irreconcilliables en cuanto a la igualdad entre los seres humanos. Otro poco se debió a que se tenían conceptos errados. El del ...
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