Ya no sé para qué sigo intentando algunas cosas. Tal vez tenga que ver con qué soy un poco cabeza dura, o tengo este espíritu entusiasta que cree que todo se puede, y nunca termino de perderle la fé a nada.  Por ahí tenga que dignarme a entender de una buena vez, que por más ganas que uno le ponga a las cosas, van más allá de nuestra voluntad, que tampoco está mal si un día me canso de intentar después de darme la cara contra la pared treinta veces seguidas y me hayan sacado a patadas otra buena cantidad.  Simplemente hay gente que no nos quiere cerca. Simplemente hay cosas que no pueden ni van a ser, ni ahora, ni nunca.

Comentarios

Entradas populares de este blog

2019

A mis 19