Dormir sola

Vení, abrazame. Sabés de sobra que odio dormir sola, que extraño tus brazos al rededor de mí cintura y que te rías contra mi boca en alguno de esos desplantes que hago cuando pienso en voz alta. Qué te extraño como si mí vida dependiera de ello, extraño la forma en la que nuestros cuerpos se acoplaban como si fueran una sola pieza, al punto que jamás pudimos ni estar a centímetros el uno del otro que volvíamos a enredarnos. Extaño que me mires con esa sonrisa tan tuya qué jamás me cansé de admirar. Extaño reírnos a la par, vivir a la par, porque eso hacíamos era lo que mejor hacíamos, compartir la vida. 
Vení, ya no quiero dormir sola, vivir sola, crecer sola. Porque la vida y tu ausencia me rasgan el alma, me duelen en la vida.
Vení, sabés de sobra cuanto odio dormir sola.

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