Corriste, al ritmo del viento, llenando tus zapatillas blancas de tierra seca colorada. Corriste hasta que los músculos de las piernas ardieran y el aire en tu pecho te aplastará. Corriste, con una sonrisa estampada en la cara que nadie podía borrar. Corriste mientras tu infancia corría a tu lado escapando, huyendo, queriendo permanecer, donde ya no te quedó nada más de niño, y antes de tiempo te tocó crecer.

Comentarios

Entradas populares de este blog

2019

A mis 19