Nunca.
Nunca supe entenderte. Nunca. Nunca pude descifrar tus
medias sonrisas y esa forma que tenías de mirarme tan particular, que me atravesaba
llegando hasta los huesos. Nunca pude explicarme nada respecto a vos. Creo que
has sido una de las pocas grandes incógnitas que ha tenido mi vida, una de esas
que se, jamás podré resolver.
Creo que no podré borrar de mi memoria esos andares tan tuyos
en los que no sabía bien si caminabas, corrías, bailabas o volabas, o tu risa
tan musical que siempre me sonó como mi canción favorita.
De la misma forma que me pasa todo esto y todo aquello que
no logro desarmar y comprender llegaste sin pedir permiso ni presentación
formal y te fuiste olvidando de mí sin despedidas, ni rituales ni lágrimas. Y
yo, me quedé acá esperando que tal vez algún día vuelvas a mi, del mismo modo que
te perdí y no supe quererte más que cortando tus alas, e inevitablemente llegó
el momento en que tus alas se pintaron de hierro, te llevaron lejos.
Comentarios
Publicar un comentario