Miedo

Sí, otra vez, he vuelto, porque nunca antes me había sentido tan libre como acá, porque puedo gritar en silencio para que en medio del barullo nadie escuche mis mudos gritos.
Siempre tuve miedo de una cosa, una sola, que todo esto, que  vivo y alguna vez viví no sea ni halla sido real, que todo aquello que conocemos, y creiamos conocer sea solo una ilusión. Siempre me convencí de tener miedo a una sola  cosa, porque, a mi los miedos me hacen sentir débil, y para mí esa, es mala palabra.
Todos los días tengo un poco de miedo a que lo triste que he estado durante mucho tiempo, ahogue mi  alma. He tenido miedo de que el fuego que arde en mi entorno, consuma mi interior, y para cuando me quiera dar cuenta este en uno de esos lugares que odio tanto, trabajando de algo que deteste.
Algunas noches he llegado a aterrorizarme a causa de una idea tan fugaz, que a penas se la puede recordar, esa idea tan horrible que me deja un gusto amargo en la boca, igual que esos besos que nunca te dí.
Tantas veces he temido que este mundo tan materialista en el que vivimos, me consuma lentamente y mi escencia termine por consumirse dentro de el.
Tantas veces, he llorado noches inmensas, esperanado un nuevo amanecer en el que mi cuerpo  ya no sea preso de estas ataduras. Tantos días eternos he esperado ver el sol en mi infinita oscuridad, sin haberme podido dar cuenta, que el sol jamás dejo de brillar para mí, y la luz nunca se disipo, porque la luz, la ven solo aquellos que quieren verla, que la buscan para encontrarla.

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