No me saque ninguna foto con mi familia, ni mis tíos, ni mis primos. Me reí mucho, comi cosas ricas, mis primos me pusieron al tanto de sus vidas, me hicieron un regalo que no me esperaba, bailé con mi sobrino en brazos y me miró con sus pequeños ojitos con tanto amor que sentí que el universo se reducía a nosotros en la casa de mis tíos mientras cantábamos todos juntos las canciones a los gritos. En ese momento, en el que todo se disipó, en el que simplemente estuve ahí, en ese ahora, sentí la liviandad de ser feliz, y quererse a uno mismo, pero también lo hermoso de un hogar lleno de gente que te quiere mucho y vos querés de la misma forma, y que en un abrazo se corta la distancia y el tiempo y ya no importa que tan poco o que tan mucho nos veamos, el cariño es inmenso. Una parte de mi alma vive en esta ciudad. Vive en sus calles numeradas, el parque al que llamó bosque, la arena en la que hundo los dedos de los pies, el olor del mar que me llena los pulmones. Vive en los abrazos d
De repente, la luz se fue. Me quedé inmovil, sin decir nada, porque, yo sabía que vos estabas ahí. Abrí los ojos , pero esa oscuridad tan inmensa, me tragó. Sentí tu respiración a unos pasos de mi. No quería hablar con vos, con nadie. _Estas bien?- Quería contestarte 'Qué te importa', pero me pareció muy descortez. Hice una mueca de disgusto, y no volvì a hablar. Y descubrí por qué durante tantos años me ponía de mal humor la oscuridad, porque durante tantos años le temí, porque ahí ya no me podía esconder de nada, no había nada que pudiera esconderme de mi misma, y en esa claridad tan particular me descubría a mi. A mi, en mi desastre a mi misma, que tanto me detestaba.
Hola. Se que estas líneas llegan desfasadas en el tiempo, llegan tarde. Pero llegan. Se que no estás en un buen momento, ni en un buen lugar. Se que te atragantas las ganas de llorar, y que muchas veces no dormís de la angustia. Se que tenes miedo, de un montón de cosas. Le tenes miedo al tipo con el que estás de novia, a que diría tu familia si se enterara lo que hace. Se que te da miedo que no te hablen nunca más, porque eso sentís que es tu culpa, que vos se lo hiciste hacer. Se que la incertidumbre te atropella una y otra vez. El peso del mandato, lo asfixiante de la exigencia, y la auto exigencia. Esa idea que sin estudios no hay éxito. No hay futuro. No hay nada. Se que sentís que no mereces nada bueno, ni amigos, ni amor, ni felicidad. Se que te sentís atrapada. En tu cuerpo, en tu cabeza, y en esa casa del horror allá en Lugano, que otros la volvieron literalmente una prisión cuando no te podías ir porque "no encontraban las llaves". Se que naturalizas sus m
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